Sirince es un pueblo pequeño que se encuentra cómodamente detrás de la antigua Éfeso. Ha sido habitado por la gente desde el siglo XV. Es más conocida como el pueblo griego. Las casas que se convirtieron en una tarjeta de visita del pueblo se construyeron en el siglo XVIII. Los primeros habitantes de la ciudad se preocuparon tanto para que su patria no atraiga mucha atención, por lo que la llamaron " Çirkince ", lo que significa en traducción de turco "feo". Sin embargo, la gente no puede ser engañada. El tiempo pasó, y la gloria del pueblo crecía. La gente había aprendido sobre la belleza de este lugar, por lo que el nombre también fue cambiado a "Sirince", lo que significa "lindo".

Cuando llegue al pueblo, encontrará las calles estrechas y pavimentadas con piedra, las casas de dos pisos de estilo griego construidas al pie del Monte Maden, donde la tierra es fértil. Aquí crecen los árboles frutales y las uvas.

Sólo se puede imaginar lo bien que se alimente aquí. Los platos de los ingredientes locales son fantásticamente útiles y deliciosos, ya que los productos son locales y cultivados con amor. Y la variedad simplemente le vuelve loca a usted. Después del almuerzo o la cena en los restaurantes locales se puede caminar por las calles estrechas, disfrutar de las vistas de las casas, la restaurada iglesia ortodoxa, que se encuentra en la cima de la colina. Puede degustar el postre en una cafetería con vistas panorámicas a la magnificencia del valle.

Cuando el aire está limpio, y todo el valle está como en la palma de la mano, se crea la sensación de estar en otra época. En Sirince hay tradiciones antiguas. Los locales se dedican a la artesanía favorita, crean los artículos-recuerdos para la venta. También se puede encontrar el aceite de oliva y el vino producido en el pueblo. Los vinos de frutas del pueblo son muy conocidos. Así que vaya necesariamente a una de las bodegas locales para degustar personalmente lo que atrae la atención de los viajeros de todo el mundo.

No hay hoteles reales, ya que es importante para los locales mantener el aspecto de la ciudad en un estilo tradicional, por lo que se les pide a los viajeros que se alojen en casas de estilo griego que se han convertido en pequeñas casas de huéspedes. Por lo general, cada una de estas casas tiene una terraza con vistas al pueblo.

Las habitaciones no son particularmente grandes, pero son muy cómodas y, por supuesto, están decoradas en un estilo griego y otomano. Por cierto, los lugareños son conocidos por su deliciosa hospitalidad.